Que ganas tiene el cuerpo de sonrisas, de besos, de abrazos, de querer al otro...
El sábado dancé una danza rara. La Biodanza. La danza de la vida. Me bastó estar viva para danzarla. La dancé con hermanos. La dancé con amigos. La dancé conmigo y con el otro.
Comprobé que mi cuerpo sabía bailar,
quería bailar,
veía gente bailar,
oía gente bailar,
olía gente bailar,
notaba el sabor del baile en mis papilas,
mi piel tocaba el baile con sus poros,
sentía a la gente bailar...
Yo era gente bailando.
Podía verme en los otros y quería ser vista.
Yo pertenezco a esa gente.
Yo pertenezco a la gente.
Yo soy gente.
Y sin embargo, yo soy.
Recomiendo a cualquiera bailar la biodanza. Hay cosas que son difíciles de contar. Si deciden vivir la experiencia, ojalá tengan la suerte de hacerlo con Sofía, un maravilloso ser humano que danza la vida.
En Alicante, la bella María tiene un lugar precioso, Escuela de yoga Alalba, donde Sofía viene una vez al mes. La sala es extraordinaria. Espaciosa y bonita, con un sonido excelente.
Visiten el blog de Sofía si quieren saber un poco más y si deciden hacerse ese regalo pueden informarse en la página web de María.
http://biodanzadenia.blogspot.com/
http://www.alalbaescueladeyoga.com/
Olvidate de lo que hayan enseñado, haz lo que hayas aprendido, y si con todo esto no eres feliz, al menos, baila.
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