sábado, 21 de noviembre de 2009

A Carmen Vázquez Bandín, to be, o no to be.


Soy o te soy,
estoy o te estoy,
piso o  te piso,
como o te como...

Ella dice: ¿Cómo estás? Y de pronto estoy ante la vida y ante la muerte.
Y Mari Luz, la antropóloga vasca feminista me apercibe de los itinerarios corporales. Mi cuerpo atravesado de cultura, traspasado, dañado.
La cultura cabalgando ciega y sin freno, a caballo del instinto que se siente: ¡Corre, ama! Y nosotros tratando de detener el tiempo. La cirujía, el botox, fotoshop borrando las huellas de lo humano.
Mi abuela fué a la peluquería en la mañana antes de ingresar en el hospital para operarse la pierna. ¡Por favor no me ponga el gorro! - dice con indignación. Perdona, te robé la abuela. Tan sólo por azar no es la mía, pero también me pertenece.
Me siento un cuerpo que deviene. Si no me pesara tanto la cabeza no me daría con ella en el fondo del río.
                     
                            

Sí Carmen. Como, como y paladeo por siempre...

jueves, 19 de noviembre de 2009

La muerte.



Abebe, no quisiera dejar de verte, de tocarte, de besarte, de estar en tu vida. Cuando tenga que dejarte espero serte una persona cercana. Que sea siempre para tí un lugar donde estar. Y un lugar desde el cual marchar. Pero siempre estando, sintiéndonos aún en la distancia de la vida y los quehaceres. Quiero poder tener memoria de tu visión de la vida. Como amas, como hablas, como te expresas, como ves el mundo. Me gustaría irme viendo amor en tus ojos. Tener la sensación de haberte dado todo el amor que te corresponde. Y mientras estamos aquí, el uno al lado del otro, seguir compartiendo.


Si tengo que morir...sí tengo que vivir...

jueves, 12 de noviembre de 2009

La Biodanza.


A veces, una mirada. Caminas por la calle y el otro está ahí. Hay gente que se mira a la cara. Sabiendo que no se conocen, mantienen la mirada. Algo se mueve en el estómago. Otra vez las mariposas. Esa emoción del encuentro. Todo queda en una sonrisa. Dice; no te conozco, de conocerte pararía a hablarte. De conocerte, te besaría. De conocerte... No te conozco. Sigo caminando, todavía no se ha ido la sonrisa y ahora lejos de la mirada me sonrío con todo mi cuerpo. Tal vez alguien me vea ahora. Qué pensará de mi evidente felicidad.


Que ganas tiene el cuerpo de sonrisas, de besos, de abrazos, de querer al otro...




El sábado dancé una danza rara. La Biodanza. La danza de la vida. Me bastó estar viva para danzarla. La dancé con hermanos. La dancé con amigos. La dancé conmigo y con el otro.
Comprobé que mi cuerpo sabía bailar,
quería bailar,
veía gente bailar,
oía gente bailar,
olía gente bailar,
notaba el sabor del baile en mis papilas,
mi piel tocaba el baile con sus poros,
sentía a la gente bailar...
Yo era gente bailando.
Podía verme en los otros y quería ser vista.
Yo pertenezco a esa gente.
Yo pertenezco a la gente.
Yo soy gente.
Y sin embargo, yo soy.

Recomiendo a cualquiera bailar la biodanza. Hay cosas que son difíciles de contar. Si deciden vivir la experiencia, ojalá tengan la suerte de hacerlo con Sofía, un maravilloso ser humano que danza la vida.

En Alicante, la bella María tiene un lugar precioso, Escuela de yoga Alalba, donde Sofía viene una vez al mes. La sala es extraordinaria. Espaciosa y bonita, con un sonido excelente.

Visiten el blog de Sofía si quieren saber un poco más y si deciden hacerse ese regalo pueden informarse en la página web de María.

http://biodanzadenia.blogspot.com/
http://www.alalbaescueladeyoga.com/

lunes, 2 de noviembre de 2009

La emoción.


Un peso, un cosquilleo, un hormigueo, una punzada, un pellizco, un estremecimiento, un temblor, un escalofrío ...
La emoción habita en el cuerpo. A veces se queda en los rincones de la carne como una huella. El tiempo se posa como una capa de polvo cubriendo de olvido las heridas del alma. El cuerpo ni olvida ni perdona.